In English
Las modificaciones efectuadas en la legislación que rige la industria cinematográfica de Colombia están construyendo el escenario propicio para que el país se posicione como centro internacional para la producción audiovisual.
Luego de haberse enfocado durante la última década en la consolidación de su industria nacional, Colombia viene realizando, desde el año 2012, un esfuerzo importante con el fin de atraer hacia sus orillas producciones cinematográficas de talla mundial.
En lo que se ha considerado un movimiento de gigante, el país introdujo hace dos años una nueva disposición que permite a los productores de cine extranjeros beneficiarse de incentivos financieros que se encontraban hasta la fecha destinados exclusivamente a la industria nacional. Aunque las nuevas medidas ya han comenzado a dar resultados positivos, ciertos desafíos como la seguridad, los sobrecostos logísticos y la falta de experiencia técnica limitan el crecimiento de la industria.
La primera ley sobre la industria cinematográfica de Colombia, conocida como la Ley de Cine, permitió la introducción de varios incentivos para los cineastas y productores nacionales en el año 2003. Estos incluían el reembolso del 165% de los impuestos para los inversionistas.
La Ley también allanó el camino para que Colombia lanzara su Fondo para el Desarrollo Cinematográfico, el cual destina el capital recaudado de las salas de proyección al incentivo de iniciativas cinematográficas nacionales. "Un jurado compuesto por miembros del país y del extranjero destina los recursos a diferentes áreas de la filmación, incluyendo la escritura, producción y post –producción," dijo recientemente a OBG la ministra de Cultura, Mariana Garcés.
El fondo contribuyó a que más de 125 producciones colombianas participaran en festivales internacionales entre los años 2010 y 2013.
Mirando hacia el exterior
Si bien el gobierno brindó todo su apoyo a la Ley de Cine de 2003, la norma ha producido hasta la fecha resultados limitados y no ha tenido todo el éxito que se esperaba, echándose en falta más incentivos a la participación internacional.
En el año 2012, el Ministerio de Cultura propuso que se impulsara la inversión extranjera en la industria fílmica mediante el establecimiento de un fondo de COP25 mil millones (unos USD13 millones) en el marco de una nueva ley que apoyara tanto a los inversionistas nacionales como a los internacionales que ambicionaran filmar en el país. El fondo permite el rembolso del 40% de todos los gastos de pre-producción, producción, y post-producción realizados en Colombia. Igualmente, posibilita el rembolso del 20% de gastos logísticos, incluyendo transporte y costos de hospedaje.
Según dijo Garcés a OBG, los resultados de la segunda norma fueron casi inmediatos: "Sólo cuatro meses después de que la ley fuera instaurada, aprobamos cinco proyectos, incluyendo dos de Argentina, uno de los EE.UU. y otro de España.”
La iniciativa también ha generado las condiciones necesarias para que Colombia comience a pensar en el crecimiento de la industria a largo plazo mediante la promoción de sus atractivos en el contexto internacional. Según la ministra, "Bogotá y Medellín se están posicionando como centros emergentes de filmación.” Además, afirmó que "nuestro objetivo es tener equipos internacionales filmando en Colombia de manera constante durante los años venideros."
Obstáculos para el crecimiento
A pesar de que Colombia ha hecho importantes progresos en sus esfuerzos por desarrollar la industria del cine, varios problemas podrían dificultar el crecimiento del sector de no ser atendidos.
Las compañías cinematográficas extranjeras se refrenan frecuentemente ante las condiciones de seguridad y los elevados costos logísticos que, incrementados por la mala infraestructura, constituyen un impedimento para los productores, especialmente cuando se desea filmar en lugares remotos. Lucas de la Rúa, productor internacional de la firma nacional Los Notarios dijo a OBG que si bien la ubicación privilegiada que Colombia ocupa en el continente supone una ventaja, el movimiento de los equipos de un lugar a otro representa un reto y un coste significativo. "Esta es una situación de desventaja frente a los competidores de la región, como Chile o Uruguay ", afirmó.
La falta de profesionales cualificados es otro de los motivos de preocupación en la industria cinematográfica colombiana. Sin embargo, según De La Rúa, la llegada del talento internacional ayuda progresivamente al país a mejorar su base de conocimiento. "Los colombianos quieren colaborar y aprender de la mano de especialistas extranjeros de los EE.UU. y Europa", aseveró De La Rúa.
Los expertos nacionales consideran que los segmentos de distribución y de proyección también podrían mejorarse significativamente. El grueso de los ingresos de las películas nacionales se genera fuera de Colombia, al tiempo que la mayoría - más del 83 % - de las 4.1 millones de entradas vendidas en 2012 se concentraron en sólo cinco películas. Asimismo, la mitad de los cines de Colombia están ubicados en Bogotá, lo cual implica que 690 pantallas del país se encuentran en tan sólo el 4% del territorio.
El director colombiano Johnny Hendrix Hines dijo recientemente a la prensa local que cualquier aumento en los cines necesita ser apoyado por una campaña conjunta entre el gobierno y el sector privado, con el fin de generar en la gente un nuevo interés por ir al cine. "Si bien la producción cinematográfica es hoy una gran puerta, la distribución es aún una ventana muy pequeña", dijo. "Todavía no hemos aprendido a utilizar la ventana de la distribución de manera adecuada."
A pesar de los múltiples desafíos que quedan por enfrentarse, Colombia ha avanzado en sus esfuerzos por generar un creciente interés en el sector audiovisual. Los incentivos para atraer a productores extranjeros, junto a la campaña para destacar el potencial de Colombia como destino para la realización de películas, deben contribuir a despertar un nuevo interés entre los miembros de la industria, sobre todo en la medida en que los inversionistas se sientan más seguros de trabajar en el país.
En Español
Changes to the legislation governing Colombia’s film industry have set the scene for the country to work towards its goal of carving a niche as an international centre for audio-visual production.
Colombia has made a concerted effort to attract global film producers to its shores since 2012, having focused primarily in the preceding decade on nurturing the domestic industry.
In a significant move, the country introduced a new law two years ago that allowed international film producers to benefit from financial incentives, such as reimbursements, which had previously been available only to local businesses in the industry. However, while the new measures have already begun yielding results, several challenges, including security issues, costs and expertise gaps, risk hindering industry growth.
Colombia’s first legislation governing the film industry – known locally as the Cinema Act – led to the introduction in 2003 of several incentives for domestic filmmakers and producers, including a 165% tax reimbursement for investors.
The law also paved the way for Colombia to launch its Film Development Fund, which makes capital available from the local cinema box office for filming initiatives. “National and international jury members award resources to different areas of filming including script, production and post-production,” Minister of Culture Mariana Garcés, told OBG.
Figures show that the fund helped more than 125 Colombian films to participate in international festivals between 2010 and 2013.
Looking outwards
While the government threw its weight behind the Cinema Act of 2003, the legislation produced limited results, being successful than it might have been, particularly when it came to international participation.
In 2012, the ministry of culture moved to boost foreign investment in the industry by establishing a COP25bn ($13.2m) fund through new legislation that offered support to both local and international investors looking to film in the country. The fund allows for 40% of all production expenses to be reimbursed, including work carried out in Colombia in pre- and post-production. It also permitted a 20% reimbursement of other expenses, such as transport, logistics and hotel costs.
According to Garcés, results were almost immediate. “Only four months after the law was brought in, we approved five projects, including two from Argentina, one from the US and another from Spain,” she told OBG.
The initiative also paved the way for Colombia to begin looking at longer term industry expansion by promoting its attractions on the international stage. “Bogotá and Medellín are positioning themselves as emerging filming hubs,” she said. “We aim to have international teams filming in Colombia constantly in the years to come.”
Hurdles to growth
However, although Colombia has made significant progress in its efforts to develop the country’s filming industry, several challenges risk hindering its expansion if left unaddressed.
International film companies remain wary of security, while high logistical costs, exacerbated by poor infrastructure, are also a disincentive, particularly in remote locations. Lucas de La Rúa, international producer of the local production company, Los Notarios, told OBG that although Colombia’s central location in the continent gave it an edge, the challenge of moving equipment from one location to another presented problems. “This is a disadvantage against competitors such as Chile or Uruguay,” he said.
A lack of skilled professionals is another area giving cause for concern, although De La Rúa believes the arrival of international talent will help the country to improve its skills base. “Colombians are happy to learn and collaborate with foreign experts from the US and Europe,” he said.
Local experts believe that the distribution and projection segments could also be improved. The bulk of revenue from local films is generated outside Colombia, while most of the 4.1m tickets sold in 2012 – more than 83% – were for just five films. Half of Colombia’s cinemas are in Bogotá, with the country’s 690 screens located in just 4% of the country’s territory.
Colombian director Johnny Hendrix Hines recently told the local press that any increase in theatres needed to be supported by a joint government and private sector campaign aimed at generating new interest in cinema-going. “While film production is a wide door, distribution becomes a very small window,” he said. “We have not yet learned how to use that distribution window properly.”
Despite the challenges, however, Colombia has made progress in its efforts to generate new levels of interest in its audio-visual sector. Attractive incentives, together with a drive to highlight Colombia’s potential as a destination for film-making and production, should help grow new interest among industry players, especially if investors feel reassured about working there.
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