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Los desafíos que se presentaron bajo la forma de un peso muy fortalecido, junto al déficit de infraestructura y la volatilidad económica global condujeron a la desaceleración del crecimiento interno en Colombia durante el año que acaba de terminar. No obstante, el país aún cuenta con varios elementos para pensar en un 2014 positivo.
Entre los aspectos más destacados del 2013 se incluyen la decisión de Standard & Poors de actualizar la calificación de la deuda externa colombiana y la continuación de los diálogos de paz con el grupo rebelde más importante del país, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Los analistas también señalaron la eficacia de las medidas de estímulo económico adoptadas por las autoridades para hacer frente a la ralentización del crecimiento del PIB durante los primeros meses de 2013.
En el mes de enero el Ministerio de Hacienda dio a conocer un pronóstico de crecimiento del 4.8%. Sin embargo, estas estimaciones se fueron reduciendo a niveles más conservadores a lo largo del año. El codirector del Banco de la República, Adolfo Meisel, dijo a mediados de mayo al diario Wall Street Journal que esperaba un crecimiento del 4.3% en términos anuales, mientras que el FMI ajustó las previsiones a la baja, desde el 4.1% original al 3.7%.
El primer trimestre del año 2013 resultó ser particularmente difícil, pues el crecimiento del PIB se redujo al 2.8% anual por causa de numerosos conflictos y paros laborales sumados a la caída en la demanda global de exportaciones. Si bien la economía se recuperó para el segundo trimestre, los exportadores continuaron enfrentando los desafíos inherentes a la fortaleza del peso.
El Banco de la República estaba entonces comprometido con un agresivo programa de compra de dólares que mitigara las dificultades asociadas a la fortaleza de la moneda local, lo cual finalmente condujo a la devaluación del peso. A finales de 2013, la negociación oscilaba entre COP1900 y COP1950 frente al dólar, lo que fue calificado por el ejecutivo como una posición "cómoda", permitiendo al Banco de la República reducir significativamente su programa de compra.
Acortando la brecha de infraestructura
El crecimiento económico también se vio obstaculizado por la gran brecha en el desarrollo de infraestructura, afectando particularmente al sector del transporte. Un informe de la OCDE definió como “bastante pobre” a la infraestructura vial de Colombia y agregó que el país contaba con menos carreteras pavimentadas que muchos de sus pares latinoamericanos, incluyendo Costa Rica, Panamá y Perú.
La falta de infraestructura de transporte ha dado lugar a costosas demoras para los fabricantes y otros productores a la hora de transportar sus mercancías tanto en el interior del país como hacia el extranjero.
Los esfuerzos por abordar el problema condujeron en el año 2011 a la creación de la Agencia Nacional de Infraestructura, ANI, encargada de administrar los contratos de concesión y las asociaciones público- privadas (APP) en el sector del transporte.
Sin embargo, el desempeño de la agencia hasta la fecha ha sido un tanto incierto. En un informe publicado en el mes de julio de 2013 por The Economist se puso en evidencia la preocupación de que la ANI, que sustituyó al Instituto Nacional de Concesiones, estaba destinando la mayor parte de su atención en sofisticar sus tramitología e "ingeniería financiera" y, en consecuencia, no estaba lo suficientemente concentrada en asegurar la materialización efectiva de los proyectos de construcción de infraestructura. Estas observaciones se repitieron en varios informes, incluyendo el emitido en diciembre de 2013 por BBVA Research, que destacó "la ejecución insuficiente de obras civiles a finales del año 2013".
El sector de la construcción se beneficiará significativamente en caso de que Colombia logre hacer que sus proyectos de APP en transporte avancen en 2014. La industria ya es un renglón clave para la economía, particularmente tras haber logrado un crecimiento anual del 6.4 % durante el segundo trimestre del 2013.
La agricultura también reportó resultados relativamente positivos durante el año pasado. El crecimiento del 7.6% registrado por el sector en el segundo trimestre fue el más alto desde el año 2002, impulsado por el fuerte desempeño de la industria del café. El gobierno, junto con la Federación Nacional de Cafeteros, ha invertido 160 millones de dólares en un programa de recuperación del sector que se desarrollará hasta 2015, con el objetivo de revertir el declive que tuvo lugar a principios del año por culpa de la roya y el mal tiempo. A pesar de que la inyección de fondos es alentadora, el cambio climático, los impredecibles patrones del tiempo y los conflictos laborales en curso siguen representando un riesgo para la necesaria inversión en el sector agrícola.
Mirando al futuro
La economía colombiana parece proyectarse para un crecimiento estable durante el año 2014. BBVA Research predijo un crecimiento del 4.7% para este año, sustentado en una recuperación de las exportaciones y la industria manufacturera. El acuerdo de libre comercio con la UE promulgado en 2013 puede desempeñar un papel importante en su recuperación y en consolidar un crecimiento sostenido.
En términos políticos, la finalización del conflicto armado seguirá siendo la prioridad en la agenda del gobierno. Los diálogos de paz entre el gobierno nacional y las FARC han seguido avanzando desde el año 2012, a pesar de que se siguen desencadenando numerosas controversias. Algunos funcionarios públicos, entre ellos el que fuera presidente Álvaro Uribe, se oponen a la negociación con el grupo rebelde. El presidente Santos, sin embargo, sostiene su compromiso con los diálogos de paz y espera emplear la continuación de los mismos como parte de su plataforma para las elecciones presidenciales del 2014.
Si bien Colombia sigue sintiendo los efectos de la inestabilidad económica global, los esfuerzos para impulsar la construcción de infraestructura, mantener la moneda estable y, por supuesto, finalizar el conflicto armado, jugarán un importante papel a la hora de generar una perspectiva positiva para los próximos doce meses.
Colombia Year in Review 2013
Challenges in the form of a strong peso, infrastructure shortfalls and global economic volatility led to slower domestic growth in Colombia last year, although the country can take several positives into 2014.
Highlights of 2013 included Standard & Poor’s decision to upgrade the country’s sovereign debt rating and continuing peace talks with its largest armed rebel group, the Revolutionary Armed Forces of Colombia (FARC). Analysts also noted the effectiveness of economic stimulus measures introduced by the authorities as a means of addressing falling GDP growth in the early months of 2013.
In January, the Ministry of Finance released a growth forecast of 4.8% for 2013, although estimates were lowered to more conservative levels during the year. The central bank co-director, Adolfo Meisel, told the Wall Street Journal in mid-May that he anticipated growth of 4.3% for the year, while the IMF also adjusted its forecasts downwards from 4.1% to 3.7%.
The first quarter of 2013 proved to be particularly challenging, with GDP growth falling to 2.8% year-on-year on the back of labour disputes and a drop in global demand for exports. While the economy recovered in the second quarter, exporters continued to face the challenge of a strong peso.
The central bank engaged in an aggressive dollar-buying scheme to address the currency issue, which eventually led to the peso’s devaluation. By the end of 2013, the peso was trading between COP1900 and COP1950 to the dollar, which the country’s leadership described as “comfortable”, prompting the central bank to significantly scale back its purchasing programme.
Addressing infrastructure gap
Economic growth was also hindered by a large infrastructure gap, particularly in transportation. A 2013 report by the OECD described Colombia’s road infrastructure as poor, adding that the country had fewer paved roads than many of its Latin American peers, including Costa Rica, Panama and Peru.
The lack of transport infrastructure has resulted in costly delays for manufacturers and other producers when it comes to shipping goods both domestically and internationally.
Efforts to address the problem led to President Juan Manuel Santos creating the National Infrastructure Agency (Agencia Nacional de Infraestructura, ANI) in 2011, which is tasked with administering concession agreements for public-private partnerships (PPPs) in the transportation sector.
However, the agency’s performance to date has been somewhat lacklustre. A July 2013 report by The Economist highlighted concerns that the ANI, which replaced the National Concessions Institute, was giving too much attention to paperwork and “financial engineering”, and not enough to ensuring physical construction materialised. These observations were echoed in a December 2013 report by BBVA Research, which noted “insufficient execution of civil works at the end of 2013”.
The construction sector stands to benefit significantly if Colombia makes headway with its transportation PPP projects in 2014. The industry is already a key contributor to the economy, having notched up annual growth of 6.4% in the second quarter of 2013.
Agriculture also posted positive results last year. The sector’s second quarter growth of 7.6% was its highest since 2002, bolstered by a strong performance from the coffee industry. The government, together with the Coffee Federation, has invested in a $160m recovery programme for the industry through to 2015, aimed at reversing an earlier decline in production caused by rust and poor weather. However, while the injection of funds is encouraging, climate change, unpredictable weather patterns and ongoing labour disputes could continue to make agriculture a risky investment.
Looking ahead
Colombia’s economy looks set for stable growth through 2014. BBVA Research predicts expansion of 4.7% this year, supported by a recovery in exports and manufacturing. A free trade agreement with the EU enacted in 2013 may play a role in steering recovery and assisting continued growth.
In terms of policy, bringing the paramilitary conflict to an end will remain high on the agenda. Peace talks between the national government and FARC have been ongoing since 2012, although they remain controversial. Some public officials, including former President Alvaro Uribe, are against negotiating with the rebels. President Santos, however, remains committed to the peace talks and plans on using support for their continuation as part of his platform for the 2014 presidential elections.
While Colombia continues to feel the strain of global economic instability, efforts to boost civil construction, maintain a stable peso and end armed conflict will play a major part in generating a positive outlook for the months ahead.
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