Perú: Trabajando por una pesca sostenible

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La creciente demanda internacional de anchoveta peruana y sus distintos derivados ha logrado precios récord para los productos. Sin embargo, las demandas de las reservas de sobrepesca y sobreexplotación han llevado al Ministerio de la Producción a establecer la cuota más baja de su flota comercial para la última temporada. Mientras tanto, los esfuerzos para aumentar el consumo humano directo en el país siguen exigiendo una porción aún mayor de la pesca.

El Perú es, de lejos, el mayor exportador a nivel mundial de harina de pescado, principal producto derivado de la anchoveta peruana. La harina de pescado se ha usado tradicionalmente como alimento para grandes criaderos de peces en varios países de todo el mundo, incluyendo a EE.UU., China y Noruega. No obstante, los altos precios del maíz debido a la sequía en los EE.UU. han provocado incluso que algunos establecimientos ganaderos recurran a la harina de pescado como una alternativa más barata, elevando aún más la demanda y provocando que el precio de la harina de pescado aumente hasta en un 60% entre diciembre del 2011 y diciembre del 2012.

Asimismo, se ha presenciado un aumento de la demanda de la anchoveta debido al creciente mercado de aceite de pescado, en gran parte debido a la tendencia de la salud mundial hacia los suplementos de aceite de pescado omega-3, al que se le atribuye la propiedad de bajar la presión arterial y reducir el riesgo de ataques al corazón. El consumo humano directo ahora constituye el 14% de la producción mundial de aceite de pescado, en comparación con el 2-3% registrado en el 2007.

Esta creciente demanda de anchoveta ha puesto a prueba los recursos del país, provocando que el stock de anchoveta caiga a 5 millones de toneladas a finales del 2012. Mientras que algunos pidieron suspender la pesca de anchoveta durante un año y así las poblaciones tuvieran el tiempo suficiente para reponerse por sí mismas, los funcionarios en lugar de esto establecieron una de las cuotas más bajas para la industria comercial fijando 810,000 toneladas para la temporada, la cual se cerró a finales de enero del 2013. Esta cuota es aproximadamente el 68% más bajo que el nivel establecido para la misma temporada del año pasado.

Algunos afirman que la disminución del stock pesquero es el resultado de una serie de fenómenos climáticos que tuvieron lugar durante el 2012, incluyendo temperaturas del agua superiores a lo normal en la costa, causadas por una serie de sistemas de tormentas que han provocado estragos en la costa peruana. Sin embargo, otros afirman que la falta de supervisión del gobierno, la sobrepesca de las flotas comerciales y artesanales, el fraude y la aplicación laxa de las cuotas y multas han dado origen al agotamiento de las reservas nacionales.

En un esfuerzo por ejercer un mayor control sobre la industria y evitar la sobrepesca, en el 2008 el gobierno peruano estableció cuotas por barco para las operaciones de pesca comercial. Pero, con barcos de menos de 32 toneladas exentos de cuotas y 2000 km de costa peruana relativamente sin control por el gobierno, el tamaño de la pesca "no comercial", o la tan llamada pesca artesanal, creció rápidamente con el apoyo de los altos precios internacionales para los productos de la industria. Debido al sector de la pesca artesanal, en gran parte no regulado, muchos en la industria afirman que son estas embarcaciones las que provocan la reducción de anchoveta.

Debido al valor del pez en la cadena alimentaria a lo largo de la costa peruana, que es una de las zonas de pesca más diversas del mundo, sus decrecientes cifras han reducido la cantidad de otras especies, ya que tienen un menor número de anchovetas para su propio consumo. Esto, junto con la creciente demanda de una población cada vez más acaudalada, se ha traducido en el precio promedio del pescado que aumenta cuatro veces más rápido que el de otros alimentos.

Esto amenaza con perjudicar uno de los principales objetivos del gobierno peruano, que es aumentar el consumo humano directo de pescado para combatir las tasas de desnutrición persistentemente altas en las zonas rurales del interior. Sin embargo, también está poniendo mayor presión de precios sobre una de las fuentes de alimento tradicionalmente asequibles que la gente ha disfrutado durante muchas generaciones.

En septiembre del 2012, el gobierno declaró que quedaba prohibido que todas las embarcaciones de más de 32 toneladas pesquen dentro de los 16 km de costa, donde desova la mayor cantidad de anchovetas, y de donde proviene toda la producción destinada al consumo humano. No obstante, con la demanda y los precios internacionales de los derivados de anchoveta tan altos como lo están, expertos de la industria afirman que gran parte de las capturas dentro de ese límite se dirige a las fábricas de harina de pescado ilegales, desde donde se exporta.

A pesar de estos desafíos, la industria espera que los esfuerzos actuales para controlar la cantidad de anchoveta, un pez que se reproduce muy rápidamente, den lugar a la reposición del stock y a cuotas más altas en el futuro. Mientras que el sector de la pesca aspira a satisfacer la creciente demanda internacional de sus productos pesqueros, esto debe ir acompañado de compromisos para la sostenibilidad y la seguridad alimentaria y así garantizar la continuidad de los beneficios económicos de la costa peruana.

 

Peru: Working for fishing sustainability

Surging international demand for the Peruvian anchovy and its many derivatives has led to record prices for the goods. However, claims of overfishing and overexploited reserves have led the Ministry of Production to establish the lowest quota ever for its commercial fleet for the most recent season. Meanwhile, efforts to increase direct human consumption within the country continue to claim an even larger portion of the catch.

Peru is by far the world’s biggest exporter of fishmeal, the primary associated product of the Peruvian anchovy. Fishmeal has traditionally been used as feed for the massive fish farms in a number of countries throughout the globe, including the US, China and Norway. However, surging corn prices due to the drought in the US has meant that even some livestock farms are turning to fishmeal as a cheaper alternative, further raising demand and causing the price of fishmeal to increase by as much as 60% between December 2011 and December 2012.

Increases in demand for the anchovy have also been witnessed due to the growing fish oil market, largely a result of the global health craze for Omega-3 fish oil supplements, which are said to lower blood pressure and reduce the risk of heart attacks. Direct human consumption now makes up 14% of global fish oil production, compared to the 2-3% recorded in 2007.

This growing demand for the anchovy has strained the country’s resources, causing anchovy stocks to fall to 5m tonnes, the lowest level in five years, in late 2012. While some called for a one-year ban to allow the populations sufficient time to replenish themselves, officials instead set one of the lowest quotas ever for the commercial industry at 810,000 tonnes for the season, which closed at the end of January 2013, approximately 68% lower than the level set for the same season the previous year.

Some claim that the fall in stocks is a result of a number of weather phenomena that took place during 2012, including higher-than-normal water temperatures along the coast, caused by a number of storm systems that have wreaked havoc on the Peruvian coast. However, others claim that a lack of government oversight, overfishing by both commercial and artisanal fleets, lax enforcement and cheating on quotas and fines have all played their part in depleting national stocks.

In an effort to exert more control over the industry and to prevent overfishing, in 2008 the Peruvian government established boat-by-boat quotas for commercial fishing operations. However, with boats weighing less than 32 tonnes exempted from the quotas and the country’s 2000 km of coast relatively unpoliced by the government, the size of the “non-commercial”, or so-called artisanal fleet, grew rapidly, supported by high international prices for the industry’s products. Due to the artisanal fishing segment being largely unregulated, many in the industry claim that it is these ships that are depleting the coast of the anchovy.

Due to the fish’s value in the food chain along the Peruvian coast, which is one of the most diverse fishing areas in the world, its dwindling numbers has undercut the haul of other species of fish as they have fewer anchovies to eat themselves. This, combined with increased demand from an increasingly affluent population, has resulted in the average price of fish increasing four times faster than that of other food.

This threatens to undermine one of the Peruvian government’s main objectives, which is to increase direct human consumption of fish to combat stubbornly high malnutrition rates in the rural interior. However, it is also putting increasing pricing pressure on one of the traditionally affordable food sources that the people have enjoyed for many generations.

In September 2012, the government declared that all boats over 32 tonnes were forbidden from fishing within 16 km of the coast, where most of the anchovy spawn, with all production from within that 16-km zone to be directed toward human consumption. However, with international demand and prices for anchovy derivatives as high as they are, industry insiders claim that much of the catch from within that limit is instead directed to illegal fishmeal factories, from where it is then exported.

Despite these challenges, the industry is hoping that current efforts to control the haul of the anchovy, a fish that reproduces quite rapidly, will lead to a replenished stock and higher quotas in the future. While the fishing sector aspires to meet growing international demand for its fisheries products, this must be matched by commitments to sustainability and food security to ensure the continued economic benefits of the Peruvian coast.

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