México: Trabajando en pro del acceso universal a la salud

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Si bien en términos generales el sistema de salud mexicano ha logrado dar pasos significativos en aras del mejoramiento de su capacidad para identificar y tratar las condiciones relacionadas con la salud - en particular a lo largo de los últimos ocho años - el país aún se enfrenta a numerosos desafíos. Tras la reforma a la salud hecha en 2004, México ha estado empeñado en la consecución de un objetivo que constituye un verdadero hito; la prestación de la cobertura universal de la salud. En consecuencia desde el año pasado se han inscrito a más de 50 millones de ciudadanos en el seguro público de salud financiado por el gobierno, el cual ha sido denominado Seguro Popular. Se espera que la ampliación de la cobertura a los segmentos más pobres de la sociedad mejore de manera significativa las condiciones generales de la salud en el país, para lo cual todavía es importante atender el crecimiento de la obesidad y el envejecimiento de la población.

El total del gasto en la salud de México sigue siendo relativamente bajo en comparación con otros vecinos de la región y los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico. De acuerdo con el Global Health Expenditure Atlas elaborado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), México gastó un promedio de US$ 525 per cápita en salud durante el 2009, cifra inferior a la de sus vecinos regionales Chile (US$ 802), Argentina (US$ 734) y Brasil (US$ 734). Mientras tanto, el gasto total del gobierno en salud durante el 2009 fue equivalente al 3.1% del PIB, menos de la mitad del promedio de la OCDE del 6.6%. De hecho, el gasto total del país en salud durante 2010, incluido el capital invertido tanto por el sector público como privado, fue sólo del 6.2% del PIB.

Entretanto, el desarrollo económico presentado durante las últimas décadas ha transformado las problemáticas de la salud que enfrenta el país. Según información de la Secretaría de Salud, en 1960 poco más del 60% de los problemas de la salud estuvieron relacionados con enfermedades transmisibles, problemas reproductivos y contrariedades derivadas de la desnutrición, mientras que menos del 30% de los problemas del sector de la salud provinieron de enfermedades no transmisibles. Una rápida mirada hacia el 2030 y la situación podría verse más que revertida, pues según predicciones de la Secretaría de Salud más del 80% de las problemáticas de salud estarían relacionadas con enfermedades no transmisibles, mientras que apenas el 10% aproximadamente provendría de enfermedades transmisibles, problemas reproductivos y dificultades provocadas por la desnutrición.

Ciertamente, uno de los problemas más graves a considerar por parte del sistema de salud del país en la actualidad y en el futuro se deriva de las complicaciones relacionadas con la obesidad, tales como la diabetes y las enfermedades del corazón. México es el segundo país con mayor índice de sobrepeso en todo el mundo después de los Estados Unidos, con casi un tercio de la población reportada como obesa de acuerdo con información de la OCDE.

La más reciente información disponible del Sistema Nacional de Información de Salud revela que en el 2008 la diabetes fue la primera causa de muerte en el país, provocando el 14% del total de las muertes. Le siguieron las enfermedades del corazón con el 11.1%, las enfermedades cerebrales (5.6%), las enfermedades pulmonares crónicas (5.3%), los accidentes de tráfico (3.1%) y la hipertensión (2.9%). En síntesis, las condiciones directamente relacionadas con la obesidad y la dieta (diabetes, enfermedades del corazón e hipertensión) representaron el 28% de todas las muertes.

Quizás lo más preocupante sea el hecho de que la tasa de mortalidad anual en el país se situó de nuevo por encima del 5% en el 2008 por vez primera desde 1990, luego de registrar una reducción de la tasa de mortalidad casi ininterrumpida a partir del 13.15% de 1955 hasta su punto más bajo del 4.42% en el 2000. A partir del 2000 al 2008, en efecto, las cifras de mortalidad en el país se han ido incrementando hasta el 19.1%, lo cual no es una proporción alarmante si se considera en un contexto de crecimiento demográfico.

México se enfrenta a un obstáculo demográfico a largo plazo y muy probablemente, durante el transcurso de las próximas décadas el país podría requerir maximizar la eficiencia del sector sanitario, pues en la medida en que su población envejece, la considerable presión que pesa sobre el sistema de salud irá en aumento. En efecto, de acuerdo con el Plan Nacional de Salud 2007-2012, luego de pasar por un ligero incremento poblacional en los años 1970, 1980 y 1990, creciendo a tasas del 3.1%, 3.1% y 2.3%, respectivamente, es probable que durante las tres décadas siguientes observemos un descenso considerable en el crecimiento de la población del país, tal y como sugieren las tasas de crecimiento de 1.7% (2000), 1.2% (década de 2010) y 0.8% (2020). Esto significará un reto importante para las generaciones más jóvenes de México, sobre todo si tenemos en cuenta que la proporción de la población entre los 65 años y más se habrá triplicado desde 1970 hasta 2030.

El recién nombrado presidente, Enrique Peña Nieto, ha hecho de la cobertura y el acceso universal a la salud una prioridad en los Pactos por México. Hasta ahora, el país ha logrado una cobertura casi universal, gracias a un significativo impulso llevado a cabo durante los últimos ocho años. Sin embargo, si tenemos en cuenta los costos de la industria, los cuales probablemente seguirán en aumento debido al creciente envejecimiento de la población del país en el futuro cercano, el mantenimiento del acceso universal a la salud representará una carga financiera significativa para el balance público en el largo plazo. Si bien el reciente esfuerzo por parte del gobierno por garantizar el acceso universal a la salud es recibido con optimismo, las medidas de prevención, sensibilización de la comunidad a propósito del cuidado de la salud y la maximización en la eficiencia del sistema de atención serán factores clave en el desempeño de la propuesta a largo plazo.

 

Mexico: Improved health care sector faces new challenges

Reforms have led to major improvements across Mexico’s health care system, helping the country identify and treat a broader range of medical conditions, although rising obesity rates and an ageing population are producing new challenges.

Mexico began rolling out health care reform in 2004 with the aim of providing universal cover. Last year, more than 50m citizens had been enrolled on the government-funded Seguro Popular, or public health insurance scheme.

Extending cover to the poorest segments of society is expected to dramatically improve the overall standard of health care and support Mexico in its battle against emerging trends thought to be driven by economic development.

Mexico spends somewhat less on overall health care than its regional neighbours and many other Organisation of Economic Cooperation and Development (OECD) members. In 2009, the country’s average spend per capita on health care totalled $525, according to the World Health Organisation (WHO) 2012 Global Health Expenditure Atlas, well below Chile, which averaged $802 per person. Both Argentina and Brazil recorded a per capita spend of $734 on health care.

Mexico’s total expenditure on health care in 2009 equated to 3.1% of GDP, less than half the OECD average of 6.6%, according to the organisation’s data. In 2010, the country’s total health care spend, combining expenditure in both the public and private sectors, equalled 6.2% of GDP.

The health problems prevalent today are significantly different from those dominating the nation five decades ago. In the 1960s, around 60% of health problems were linked to transmittable diseases, reproductive problems and malnutrition, according to data from the Secretary of Health. The government anticipates that by 2030, over 80% of conditions will stem from non-transmittable diseases, generated largely by modern lifestyles.

Obesity, alongside related conditions such as diabetes and heart disease, is fast becoming a major burden on the health care system. Mexico has the second-highest obesity rate in the world behind the US, with nearly one-third of the population currently classed as obese, according to OECD data.

The latest information from the National Health Information System shows that diabetes was the number one killer in 2008, accounting for 14% of all deaths. Heart and brain disease placed second and third, respectively. Medical conditions stemming from obesity and diet, including diabetes, heart disease and hypertension, accounted for 28% of all deaths in Mexico. Between 2000 and 2008, deaths from diabetes and heart disease in Mexico rose 62.4% and 36.2%, respectively.

Mexico’s annual mortality rate has also given cause for concern in recent years, rising above 5% in 2008 for the first time since 1990. The rate had previously fallen almost continuously from 13.15% in 1955 to 4.42% in 2000.

In a trend prevalent across parts of the globe, Mexico’s ageing population will undoubtedly put added pressure on the health care system. According to the National Health Plan 2007-12, population growth began easing from 2000 onwards following a mini-boom that ran through the previous three decades. The decline is expected to accelerate, with population growth of 1.7% in the 2000s falling to 1.2% in the current decade and forecast to drop further to 0.8% in the 2020s. The number of people in Mexico aged 65 and above is set to increase three-fold between 1970 and 2030, pushing up health care costs, while also putting added pressure on its younger generations.

Mexico is not far from achieving its aim of providing universal health care coverage, which was reiterated in Pacto por Mexico (Pact for Mexico) of the recently inaugurated President Enrique Peña Nieto.

However, with health sector costs set to continue rising, the aim of ensuring access for all will weigh ever-more heavily on public balance sheets over time. Mexico’s government will be aware that while offering coverage, its long-term health care plans will also need to focus on prevention, education, raising awareness and maximising efficiency within the system.

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