Panamá: Luchando para crecer

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A pesar de que su papel en la economía nacional ha sido minimizado en los últimos 50 años, parcialmente debido al surgimiento de nuevas actividades económicas, el sector agricultura tiene un papel importante en la economía del país si es que Panamá quiere cumplir su meta de mantener un crecimiento económico anual de 6-9% y de crear 860.000 nuevos o mejores puestos de trabajo para 2020.

En efecto, el Plan Estratégico Económico 2010-14 del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) ha identificado al sector agricultura como uno de los cuatro motores de la economía (siendo los otro tres el sector logística, turismo y servicios financieros) que será crucial para impulsar el proceso económico. Según el Plan Estratégico 2010-14 del Ministerio de Desarrollo Agrícola, se han identificado las siguientes prioridades de desarrollo del sector: asegurar el abastecimiento de alimentos, reestructurar la productividad, incrementar la comercialización, promover el desarrollo rural y modernizar las instituciones públicas.

Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), hacia agosto de 2011 el sector agricultura daba trabajo a aproximadamente 255.300 personas o al 16,4% de la población económicamente activa del país, que representa solamente al 2,9% del PBI, y la producción del sector está valorizada en $683,5 millones. Luego que el sector sufrió una caída del 10,1% en 2009, ha conseguido recuperarse, registrando un crecimiento moderado de 1,8% en 2010 y se estima uno más robusto de 3,8% para 2011.

Los cultivos primarios son plátanos, café, maíz, arroz, caña de azúcar y la soya, aunque en la última década las frutas tropicales tales como el mango, la piña y la naranja se han convertido en notables contribuyentes del sector.

Un elemento clave para el desarrollo agrícola es la expansión de la infraestructura de irrigación y energía para sostener nuevos proyectos y ampliar las capacidades de producción existentes. Cifras del MEF indican que últimamente se ha invertido alrededor de $1.600 millones en la construcción de represas y canales de regadío, incluyendo $200 millones en el sistema de regadío Santa María (18.000 hectáreas), $200 millones en la represa La Villa (10.000 hectáreas), $140 millones en el sistema de regadío Barú (6500 hectáreas), $165 millones en la represa San Pablo (8500 hectáreas) y $105 millones en la represa Peralas (3000 hectáreas).

El plan estratégico del MEF también contempla la construcción de una “cadena de frío”, con vías mejoradas, centros de distribución, centros de recolección secundaria e instalaciones para la entrega final, con el objetivo de disminuir los tiempos de embarque y minimizar las pérdidas de producción debido a descomposición. Algunos sitios que se encuentran siendo examinados para ser centros de distribución piloto incluyen a David y Aguadulce; Darien y Los Santos serían potenciales centros de recolección, mientras que Santiago y Changuinoia actuarían como centros de recolección secundaria, y Panamá y Colón como sitios de distribución final.

También se están llevando a cabo mejoras a la red vial, y el 54% del presupuesto de inversión vial del Ministerio de Obras Públicas está siendo enfocado en provincias rurales tales como Chiriquí ($60,3 millones), Veraguas ($42,7 millones), Los Santos ($41,1 millones) y Herrera ($40,6 millones).

Sin embargo, la mejora en infraestructura sólo podrá impulsar hasta cierto punto la producción y eficiencia dentro del sector. Para crear economías de escala lo suficientemente grandes para afrontar con éxito sus objetivos, MIAD necesitará consolidar la producción, potencialmente a través de la promoción de cooperativas o inclusive mediante algún tipo de reforma agraria.

Según datos del INEC, la escala de producción de los agricultores panameños ha disminuido en la última década. En 2001 había 83.270 productores (un tercio del total del país) trabajando en parcelas menores a 0,10 hectáreas. Esta cifra aumentó durante la primera década del nuevo milenio a 88.675 productores en 2011, incrementado el porcentaje a 36%. Muchos de estos productores practican la agricultura de subsistencia debido a la una falta de acceso al financiamiento y capacitación, dos áreas identificadas por el MIAD en su plan estratégico.

Mejorar las condiciones de vida de los pequeños agricultores rurales será un gran avance en el camino para erradicar la pobreza y asegurará el abastecimiento de alimentos de la nación, dos de los objetivos claros del gobierno actual. Si bien la agricultura es la actividad que emplea al mayor porcentaje de panameños, la contribución nominal del sector a la economía nacional es baja. Más de un tercio del país vive en la pobreza, concentrándose en las áreas rurales, por lo que el desarrollo de la agricultura tendría el mayor impacto social de entre los cuatro motores económicos reconocidos por el MEF. Ahora que se ha establecido un nuevo conjunto de objetivos y prioridades, el sector está preparado para convertirse una vez más en un importante contribuyente económico.

 

Panama: Growing pains

Despite having its role in the national economy minimised over the past 50 years – partially a consequence of the emergence of new economic activities – Panama’s agriculture sector has a significant role to play if the country is to meet its goal of sustaining 6-9% annual economic growth and creating 860,000 new or better jobs by 2020.

Indeed, the Ministry of Economy and Finance’s (MEF) Strategic Economic Plan 2010-14 has identified the development of the agriculture sector as one of four growth engines – the other three being logistics, tourism and financial services – that will be crucial to driving economic progress. According to the Ministry of Agricultural Development’s (MIAD) Strategic Plan 2010-14, the following development priorities for the sector have been identified: ensuring food security, restructuring productivity, increasing commercialisation, promoting rural development and modernising public institutions.

The agriculture sector employed about 255,300 people, or 16.4% of the country’s active workforce, as of August 2011, although it accounted for only an estimated 2.9% of GDP at year’s end, with the sector’s production valued at $683.5m, according to data from the Panama National Statistics Institute (INEC). After the sector experienced a 10.1% fall in 2009, it has managed to bounce back, posting modest growth of 1.8% in 2010 and a more robust 3.8% growth estimated for 2011.

Primary crops are banana, coffee, maize, rice, sugar cane and soybeans, although during the past decade tropical fruits, such as mango, pineapple and orange, have grown into noteworthy contributors to the sector.

A key element for agricultural development is the expansion of irrigation and energy infrastructure to support new projects and expand existing production capabilities. Figures from the MEF indicate that some $1.6bn has been invested in constructing dams and irrigation channels recently, including the $200m Santa Maria irrigation system (18,000 ha), the $200m La Villa Dam (10,000 ha), the $140m Barú irrigation system (6500 ha), $165m San Pablo Dam (8500 ha) and the $105m Peralas Dam (3000 ha).

The MEF’s strategic plan also calls for the construction of a “cold-storage chain”, with improved roads, distribution centres, secondary collection centres and facilities for final delivery to decrease shipment times and minimise production losses due to spoilage. Current sites being examined include David and Aguadulce as pilot distribution centres, Darien and Los Santos as potential collection centres, Santiago and Changuinoia as secondary collections centres, and Panama and Colon as final distribution sites.

Improvements to the road network are also currently underway, with 54% of the Ministry of Public Works’ road investment budget devoted to rural provinces such as Chiriquí ($60.3m), Veraguas ($42.7m), Los Santos ($41.1m) and Herrera ($40.6m).

However, improved infrastructure will go only so far in streamlining production and efficiency within the sector. To create larger economies of scale to successfully meet its goals, MIAD may need to consolidate production, potentially through the promotion of cooperatives or possibly even some form of agrarian land reform.

According to data from INEC, the production scale of Panama’s farmers has actually decreased in the past decade. In 2001 there were 83,270 producers (one-third of the country’s total) working on parcels of land smaller than .10 ha. This figure increased during the first decade of the new millennium to 88,675 producers in 2011, bringing the percentage up to 36%. Many of these producers are in fact subsistence farmers that suffer from a lack of proper access to financing and training, two areas MIAD has identified in its strategic plan.

Improving the livelihood of small rural farmers will go a long way to eradicating poverty and ensuring the nation’s food security – two key objectives of the current administration. As the nation’s largest employer, the agriculture sector’s nominal contribution to the national economy is low. With over one-third of the country living in poverty – many of who reside in rural areas – agricultural development will likely have the greatest social impact of the MEF’s four economic drivers. Now that a new set of objectives and priorities has been set, the sector is poised to once again become a major economic contributor.

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