México: La educación se prepara para una reforma

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En la medida en que se aproxima la implementación de reformas dirigidas al sistema educativo, crece la posibilidad de que se realicen cambios significativos en la manera en que México contrata y evalúa a sus profesores. Sin embargo, algunos críticos afirman que hasta que no se haga un mayor énfasis en la ciencia y la tecnología, es poco probable que México recoja los frutos de las modificaciones allí donde más lo necesita, es decir, en el mejoramiento de su productividad y competitividad.

El presidente Enrique Peña Nieto se ha mostrado dispuesto a hacer frente a los desafíos que representa el sistema educativo, haciendo así de su mejoramiento un objetivo fundamental en el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018. Durante el mes de febrero el presidente firmó un polémico proyecto de reforma de ley a la educación que, una vez implementado, se espera que elimine los poderes que tienen los sindicatos a la hora de nombrar a los maestros. El gobierno también quiere crear métodos estandarizados de evaluación del desempeño de los docentes en todo el país.

El más importante de los sindicatos de maestros, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), ha protestado en contra de la idea de la evaluación estandarizada, argumentando que dicho sistema podría funcionar en contra de aquellos que ejercen su labor en las zonas rurales y en las clases más pobres del país, pues estas personas a menudo cuentan con recursos mucho más bajos y pocos sistemas de apoyo disponibles para ellos. Sus protestas culminaron en huelgas de maestros que tuvieron lugar entre marzo y abril y algunas continúan.

Irónicamente, el SNTE ha tenido estrechos vínculos históricos con el PRI de Peña Nieto, pues fue creado originalmente por dicho partido político. Sin embargo, el firme control que ejerce el SNTE en todos los puestos de trabajo de los docentes de las escuelas públicas es visto ahora como un obstáculo en el camino de las reformas y en especial algunas de sus prácticas actuales han aumentado los niveles de preocupación, tales como el otorgamiento de puestos de por vida a los maestros luego de ajustar seis meses en el desempeño de sus labores.

A pesar de las claras divisiones entre la actual administración y el SNTE, existe un amplio consenso con respecto a que el sistema educativo de México requiere de una amplia reforma para que el país alcance los objetivos económicos y sociales propuestos a largo plazo.

El sector educativo mexicano se enfrenta a problemas profundamente arraigados, a pesar incluso de que han sido destinados fondos adicionales al sector durante la última década. México fue situado en el puesto número 100 entre 144 naciones a propósito de la calidad de su sistema educativo, de acuerdo con el "Informe de Competitividad Global" 2012- 2013 del Foro Económico Mundial. De hecho, la clasificación para la enseñanza de las matemáticas y de las ciencias fue inferior, quedando así ubicado en el puesto número 124.

Algunos representantes de la industria de TI ven la adaptación de la estrategia educativa al mercado laboral y el mejoramiento de la capacidad de innovación como dos áreas clave que deben ser priorizadas si el país desea mejorar su competitividad económica.

"El gobierno piensa que un componente clave para la transformación de México a una economía basada plenamente en el conocimiento será el énfasis en la educación técnica, que no ha sido considerada hasta el momento," dijo a OBG Ricardo Arratia, Director General de la empresa local de TI, Brio.
Agregó que una vez que se incrementen los programas de la universidad y se designe un presupuesto a la ciencia y la tecnología, "... vamos a ver un aumento en la productividad y la competitividad de la fuerza laboral".

Según las cifras publicadas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, el gasto público de la educación sobre el porcentaje del PIB fue del 5.3% en 2012, ligeramente inferior al promedio de la OCDE del 5.8%. El gobierno canalizó el 20.3% de sus gastos hacia la educación durante el año pasado, muy por encima del promedio de la OCDE del 13%. Sin embargo, México sigue siendo uno de los países que menos invierten en términos de dólares por estudiante entre los miembros de la OCDE, ocupando el segundo lugar en la fila, por encima de Brasil.

Con ingresos limitados por parte del gobierno, es probable que las reformas estructurales y administrativas dirijan sus esfuerzos hacia el mejoramiento del sistema educativo, a pesar de que la infraestructura y los materiales educativos requerirán de una mayor financiación. El intento de la administración por reducir en parte el poder del STNE es probable que redunde en una mayor responsabilidad por parte de los profesores, quienes tendrían que rendir al máximo de sus capacidades, pues el sector sería un soporte fundamental para las modificaciones legislativas.

 

Mexico: Education poised for reform

Far-reaching changes in the way Mexico hires and assesses its teachers could be on the way as the government moves closer to rolling out reforms aimed at overhauling the education system. However, some critics counter that until a greater emphasis is placed on science and technology education, Mexico is unlikely to reap the rewards of change where it is most needed, in improved productivity and competitiveness.

President Enrique Peña Nieto has shown himself keen to tackle the challenges facing the education system, making its improvement a key target in the National Development Plan 2013-2018. In February, the president signed a controversial education reform bill into law which, once implemented, is expected to remove the powers that unions have over appointing teachers. The administration also wants to create standardised methods of evaluating teacher performances across the nation.

The most powerful teachers’ union, the National Union of Education Workers (SNTE), has protested against the idea of standardised assessment, arguing that such a system would work against those practising in rural and lower-class areas, who often have far fewer resources and support systems available to them. Their protests culminated in teacher strikes which took place in March and April.

Ironically, the SNTE has close historical links with Peña Nieto’s PRI, having originally been set up by the political party. However, the SNTE’s firm grip on all public school teaching jobs is now seen as an obstacle in the path of reforms, with current practices, such as the granting of lifetime tenures to teachers after six months in a post, raising concerns.

Despite the clear divisions between the current administration and the SNTE, there is a broad consensus that Mexico’s education system requires an extensive overhaul if the country is to achieve its long-term economic and social goals.

The education sector faces deep-rooted problems, even though additional funds have been allocated to the sector over the past decade. Mexico placed 100 out of 144 nations for the overall quality of its education system, according to the World Economic Forum’s 2012-13 “Global Competitiveness Report”. The ranking for math and science education was lower, at 124.

Some IT industry players see tailoring the education strategy to the labour market and enhancing innovation capacity as two key areas that need prioritising if the country is to improve its economic competitiveness.

“The government thinks that a key component in transforming Mexico into a full knowledge-based economy will be an emphasis on technical education, which is lacking at this point,” Ricardo Arratia, the CEO of local IT company Brio, told OBG.

He added that once university programmes are expanded and a budget allocated to science and technology, “we will see an increase in productivity and competitiveness of the labour force”.

According to figures published by the OECD, public spending on education as a percentage of GDP was 5.3% in 2012, slightly below the OECD average of 5.8%. The government channelled 20.3% of its expenditures into education last year, significantly above the OECD average of 13%. However, Mexico is still one of the lowest spenders in terms of dollars per student among OECD members, placing second from bottom, above Brazil.

With government revenue limited, structural and administrative reforms look likely to spearhead efforts to improve the education system, although infrastructure and educational materials will require increased funding. The administration’s attempt to wrest back some of the power from the STNE is likely to place a greater onus on teachers to perform to the best of their abilities, as the sector braces itself for the legislative changes.

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