En Español
In a bid to offset economic headwinds associated with the coronavirus pandemic, Mexican president Andrés Manuel López Obrador (widely known as AMLO) announced a $14bn infrastructure investment plan this month aimed at improving the business environment.
Mexico has been particularly hard hit by Covid-19. As of mid-October, it had registered more than 80,000 deaths – one of the highest figures in the world.
In the second quarter the Mexican economy – Latin America’s second-largest – registered a record 17.3% contraction relative to the previous quarter. In light of this, many expect it to contract by up to 10% this year, although the central bank has warned that this figure could be just short of 13% if the pandemic worsens.
The pandemic also accelerated an ongoing decline in state investment in infrastructure: in June it was reported that since 2013 there had been a 40% decrease in real terms in public infrastructure spending.
Against this backdrop, the government’s announcement came as welcome news, with AMLO telling media that the plan will generate “investment, jobs and wellbeing”.
Expansive package
Representing the concretisation of an initiative that was in the offing before Covid-19, the investment plan will be at least 50% privately financed. Backers include Impulsora del Desarrollo y el Empleo en America Latina, homegrown billionaire Carlos Slim’s construction firm.
“The priority moving forward is to enhance alignment between private sector investment, corporate expectations and the government,” Roberto Calvet, director general of consulting firm AECOM Mexico, told OBG. “The government will play a key role in this by offering a clear investment pipeline of projects that are not only significant but also financially and technically viable.”
At the plan’s unveiling, AMLO – a populist president who has not always inspired confidence among investors – underlined the important role that Mexico’s business community has played to date and observed that “the public sector is not able to reactivate the economy on its own”.
The funds will go towards some 39 projects, of which seven are already under way; the remaining 32 will kick off at the start of next year.
The seven active projects are all focused on the construction or expansion of transport connections around the country – as are the majority of the new plans.
Of the impending projects, the two largest allocations are for a rail connection between Mexico City and Querétaro – a proposal which had previously been shelved – and a railway from the northern industrial city of Monterrey – considered the country’s second largest – to its international airport.
Two projects are focused on the environment, both on water management. More broadly, it is expected that sustainability will be an important focus across the board.
“Increasingly, financial institutions are requiring sustainability key performance indicators (KPIs) and the use of sustainable technologies to be part of any infrastructure projects. The approach to sustainability has also been expanded to include environmental, social and economic aspects, strengthening the resilience of any given project,” Calvet told OBG.
Boost for Pemex
Alongside infrastructure, a major chunk of money will go towards developing the refining business of state oil firm Petróleos Mexicanos (Pemex).
This announcement comes at a crucial time for the company. As OBG detailed earlier this year, Pemex is the world’s most indebted oil company, with over $100bn of debt.
Its oil production peaked at 3.4m barrels per day (bpd) in 2004, but has fallen significantly over the past 15 years, averaging 1.7m bpd last year. Its profitability has been further affected by this year’s oil price instability and the effects of the coronavirus pandemic.
Several investments will aim to enhance the capacity of Pemex to process heavy crudes. However, there are no funds earmarked for exploration – a decision that some have questioned in light of its declining output.
In English
¿Podría un nuevo plan de infraestructura de 14 mil millones de dólares ayudar a impulsar la recuperación de México tras el Covid-19?
En un intento por contrarrestar los vientos en contra que enfrenta la economía por la pandemia del coronavirus, a principios de este mes el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador (comúnmente conocido como AMLO) anunció un plan de inversión en infraestructura de casi 14 mil millones de dólares, destinado a apoyar a las empresas y a estimular la recuperación económica.
México ha sido particularmente afectado por el Covid-19, registrando hasta la fecha más de 80,000 muertes, una de las cifras más altas del mundo.
Mientras tanto, en el segundo trimestre del corriente año la economía mexicana -la segunda más grande de América Latina- registró una contracción récord del 17.3% en relación con el trimestre anterior. Frente a esto, muchos esperan que se contraiga hasta en un 10% este año, aunque el banco central ha advertido que esta cifra podría estar cerca del 13% si la pandemia llegara a empeorar.
La pandemia también aceleró la constante diminución de la inversión estatal en infraestructura. Según informes de junio, se estima que desde 2013 se ha producido un descenso del 40% en términos reales del gasto público en infraestructura.
En este duro contexto, el anuncio del gobierno es una buena noticia. Es así que AMLO anunció a los medios que el plan generará "inversión, empleo y bienestar".
Un paquete expansivo
El plan de inversión es la materialización de una iniciativa que se venía gestando desde antes del Covid-19, y será financiado al menos en un 50% por el sector privado. Los patrocinadores incluyen a Impulsora del Desarrollo y el Empleo en América Latina, la empresa constructora del multimillonario Carlos Slim.
"La prioridad para avanzar es mejorar la armonía entre la inversión en el sector privado, las expectativas de las empresas y el gobierno," dijo Roberto Calvet, director general de la consultora AECOM México, a OBG. "El gobierno jugará un papel clave en esto, al ofrecer un canal definido del desarrollo de proyectos de inversión, que no sólo son importantes pero también financieramente y técnicamente viables".
Durante la presentación del plan, AMLO -un presidente populista que no siempre ha inspirado confianza entre los inversores- subrayó el importante papel que ha desempeñado hasta la fecha el empresariado mexicano, observando además que "el sector público no es capaz de reactivar la economía por sí solo".
Los fondos se destinarán a unos 39 proyectos, de los cuales siete ya están en curso; los 32 restantes iniciarán a principios del próximo año.
Los siete proyectos que actualmente se encuentran en construcción están centrados en la construcción o ampliación de las conexiones de transporte en todo el país, al igual que la mayoría de los nuevos planes.
De los nuevos planes, las dos asignaciones más grandes son para una conexión ferroviaria entre la Ciudad de México y Querétaro, una propuesta que había sido archivada anteriormente, y un ferrocarril desde la ciudad industrial de Monterrey, situada en la zona norte y considerada la segunda ciudad del país, a su aeropuerto internacional.
Dos proyectos se centran en el medio ambiente, específicamente en la gestión del agua. En términos más generales, se espera que la sostenibilidad sea un enfoque importante en todos los ámbitos.
"Cada vez más, las instituciones financieras están exigiendo que los indicadores clave de sostenibilidad y el uso de tecnologías sostenibles formen parte de cualquier proyecto de infraestructura. El enfoque de la sostenibilidad también se ha ampliado para incluir los aspectos ambientales, sociales y económicos, fortaleciendo la capacidad de recuperación de cualquier proyecto dado," dijo Calvet a OBG.
Un impulso para Pemex
Además de la inversión en infraestructura, una parte importante del dinero se destinará a desarrollar el negocio de refinación de la empresa petrolera estatal Petróleos Mexicanos (Pemex).
Este anuncio llega en un momento crucial para la compañía. Así como OBG lo cubrió en un artículo a principios de este año, Pemex es la compañía petrolera más endeudada del mundo, con más de 100 mil millones de dólares de deuda.
Su producción de petróleo alcanzó un máximo de 3.4 millones de barriles por día (bpd) en 2004, pero ha disminuido significativamente en los últimos 15 años, con un promedio de 1.7 millones bpd el año pasado. Su rentabilidad se ha visto aún más afectada por la inestabilidad del precio del petróleo de este año y los efectos del coronavirus.
Varias inversiones se centrarán en la capacidad de Pemex para procesar crudos pesados. Sin embargo, no hay fondos destinados a la exploración, una decisión que algunos han cuestionado a la luz de la disminución de su producción.