El último trimestre de 2017 fue una sorpresa hasta para los observadores más optimistas. Sin embargo, los resultados positivos de este periodo no impiden que haya una sensación de incertidumbre con respecto al 2018, un año que probablemente se torne decisivo para la región.
Hace un año varios factores nos hacían pensar lo mismo. Desde el principio, 2017 iba a suponer un año lleno de retos, marcado por la llegada al poder de Donald Trump, las materias primas con unos precios de medios a bajos, la volatilidad de los tipos de cambio, y la sombra del escándalo de corrupción Odebrecht. Según fueron pasando los meses, la situación empezó a experimentar una leve mejoría, por lo menos para algunas de las potencias de la región.
Las elecciones revalidan el sistema liberal de Argentina, mientras que el comercio entre EE.UU. y México se mantiene estable
Durante las elecciones en Argentina, celebradas en la segunda mitad del 2017, los votantes ratificaron su apoyo al modelo propuesto por el Presidente Mauricio Macri. El gobierno de Argentina sigue comprometido con la aplicación de su programa para una reforma liberal, uniéndose así a la tendencia mundial de reducir los impuestos, y reformando el sector educativo y la legislación laboral para aumentar así la flexibilidad y la competitividad. Los sectores energético y agrícola recuperan poco a poco el ritmo, a la vez que el país intenta sacar el máximo partido de su estatus prometedor y apuesta significativamente más que otros países por un espíritu empresarial tecnológico.
Pese a que México es una potencia consolidada – es posible que pronto ocupe el lugar a Francia como la novena economía más grande a nivel mundial – sigue habiendo temas importantes que tratar sobre la mesa. La renegociación del TLCAN con sus vecinos del norte sigue siendo un asunto delicado para la comunidad de empresas locales. A pesar de que el 2017 ha supuesto un gran año en lo que respecta al comercio entre EE.UU. y México, el discurso del Presidente Trump sigue siendo el mismo. El verano de 2018, México celebrará elecciones presidenciales, un hecho que sin duda mitigará los objetivos de inversión hasta por lo menos la segunda mitad del año.
A pesar de que la subida de los precios de las materias primas supone un aumento de la confianza, las elecciones traen consigo incertidumbre para México, Brasil y Colombia
De hecho, es posible que las elecciones sean actualmente el elemento que más incertidumbre provoque en la región. Brasil y Colombia, además de México, también celebrarán elecciones generales a mediados de 2018. Brasil regresó por fin a la senda del crecimiento y acabó el año con una tasa de crecimiento positiva del 1%. Es posible que la nueva subida en los precios de las materias primas ayude a mantener los niveles de los salarios en el país, no obstante, las elecciones podrían tener un papel decisivo para la superpotencia, habiéndose retrasado éstas durante mucho tiempo debido a la corrupción y a una burocracia excesiva.
Con el famoso proceso de negociación con las FARC ya cerrado, Colombia está ahora centrada en el crecimiento económico, Sin embargo, los beneficios siguen dependiendo en gran medida de las materias primas, por lo que el mercado sigue teniendo un carácter volátil. Lo mismo se puede decir de Perú, con una perspectiva ligeramente más optimista. El gobierno de Perú no ha escatimado esfuerzos a la hora de invertir en el sector público para contrarrestar los efectos negativos derivados de las lluvias torrenciales de El Niño en 2017. El país cuenta con una comunidad empresarial positiva, según nuestro último Barómetro Empresarial de OBG: Encuesta de CEOS en Perú, además de contar con el sector minero peruano, el cual sigue aumentando.
Los bloques comerciales traen consigo un crecimiento y un dinamismo renovado a la región
Uno de los temas clave en 2018 podría ser la relación entre las potencias regionales. Los bloques comerciales están experimentando una consolidación constante gracias al avance de la Alianza del Pacífico y a Mercosur, un dinamismo que deberían seguir fomentando otros proyectos como el de CARICOM, una mayor integración de este último podría impulsar un desarrollo más rápido y diversificado de los mercados del Caribe, como el de Trinidad y Tobago. El desarrollo del Acuerdo Transpacífico, actualmente conocido como TPP11, también es motivo para el entusiasmo, ya que el Reino Unido podría unirse al bloque una vez finalizado el proceso del Brexit. Asimismo, el hecho de que los mercados más poderosos de Latinoamérica centren su atención en el continente asiático, tanto a través del TPP11 como de la Alianza del Pacífico, constituye una gran noticia para la región.
El Banco Mundial pronosticó recientemente una tasa de crecimiento del 2% para Latinoamérica, lo que significaría una duplicación del rendimiento que el rendimiento se duplicaría con respecto al año pasado. Confiando en que la situación en Venezuela no cause demasiados estragos para los países vecinos, este podría ser un año positivo, acabando por fin con la sensación de incertidumbre en la región.
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